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La bruma repta sigilosa a través de los bosques oscuros de Arleah. Árboles de negros troncos y retorcidas ramas tejen una maraña opresora en torno a caminos y pantanos, ciénagas y abruptos descensos que se convierten en trampas mortales para cualquier incauto que se adentre allí. 

El ulular del viento, que corretea juguetón a través del laberinto de árboles y decadencia, compone una sinfonía siniestra. Aferrados a la vida, alejados de la muerte, aguardan en el umbral los nigromantes. Su lastimera existencia los empuja a buscar formas de prolongar su estancia en el plano mortal, potenciando el uso y desarrollo de la nigromancia, el poder oscuro de las tumbas. Conscientes de la importancia de cuanto uno deja atrás, los nigromantes se muestran reacios a ponerle nombre a las cosas y solo en los círculos más estrechos se conocen sus costumbres, su filosofía, sus dioses y hasta sus monumentos. 

Envuelta en la corona de zarzos que abrazan lo más profundo del bosque, se encuentra la fortaleza de Ruina, el castillo de efímero reinado, cuyos lúgubres pasillos recorren los Señores de la Muerte. Despojados de corona, de lujos y de caprichos, los nigromantes arlehanos han reducido el concepto de gobierno a la mínima expresión.

 

 

 

PARTICULARIDADES SOBRE LAS OTRAS TERRAS

Es una de las dos terras nigromantes que ocupan el Imperio de la Noche. Tiempo atrás, las Noctas, su ejército, trataron de plantar cara al imperio ántico con poca suerte y más intención que capacidad. Tras sucumbir a los brujos, Arleah protagonizó una adhesión pacífica y obtuvo provechosos tratados. La creación del Laberinto llevó hasta allí a muchos prisioneros de poca monta ánticos para que los nigromantes pudieran surtirse de ellos.

A pesar de los aspectos comunes con su vecina Vieros, la rendición de Arleah generó diferencias y recelos que abrieron la distancia entre arleahnos y vierenses. Y estos últimos, descubrieron la atávica, proveniente desde la mismísma Ántico.

FORMA DE GOBIERNO

Cercanos a la experiencia de la muerte y reacios a abandonarse a ella, los lujos y los caprichos carecen de valor para los nigromantes de Arleah. Pero conscientes también de la importancia de un liderazgo que fortalezca a su raza, los nigromantes instauraron la figura del Señor o Señora de Arleah. Reyes sin corona, gobernantes sin cetro. Adoradores de su trono negro, una silla que para ellos simboliza la estancia en la vida.

FUERZA MILITAR: LAS NOCTAS

En los orígenes, arleahnos y vierenses compartían ejército, pero tras la rendición de Arleah, las Noctas pasaron a formar parte solo de Vieros. Cuadndo las dos terras nigromantes fueron tumbadas, las legiones noctámbulas quedaron convertidas en un mero recuerdo, un ejemplo de resistencia tumbada que experimentó su auge durante la rebelión oscura, cuando Vieros convenció a Arleah para rebelarse contra el imperio ántico.

SÍMBOLO: LA CLAVE O LLAVE

Arleahnos y vierenses deben su existencia a un mismo fin. Por eso, la A de Arleah y la V de Vieros encajaban de manera perfecta como una llave en su peculiar cerradura. Pese a las diferencias asentadas en tiempos remoto, el símbolo se mantiene.

PRIMER TRONO NEGRO

MITOLOGÍA Y DIOSES

Sintiéndose abandonados de la mano de dios alguno, los arleahnos rinden culto al Bosque. En  él consideran que se encuentra todo lo que los mantiene con vida: los árboles, los pantanos, los ríos, las piedras de resbaladiza superficie. Todo aquello cuanto guía a los incautos a una muerte que, para ellos, es vida. 

 

PERSONAJES RELEVANTES

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Feoras, Señor de Arleah
(Caronte)

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Menian, Señora de Arleah
(Fénix)

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