Ya durante el gobierno de su madre, la princesa Alasha es conocida en Ántico por su crueldad y de su gobierno, muchos anticipan una etapa de sangre y dureza. Recupera la costumbre de hacer prisioneros, torturarlos y obtener de ellos todo tipo de intereses en favor del Imperio. Asienta, de igual manera, la deleznable costumbre de arrancarle niños a sus terras y trata de extender esa idea más allá de las terras brujas. 

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Demonios, vampiros, nigromantes... Todos pueden aportar a la Leggio y su entrada para conformar nuevas legiones puede suponer un plus que modifique la forma en la que el resto de Átraro enfrenta a Ántico. Su gobierno, no obstante, es efímero y, aunque muchos hablan de un envenenamiento en su propia casa, tratando de poner freno a la orgía de sangre y muerte que la emperatriz traería para los suyos, no consigue demostrarse nada y es su hermano Doroyan el que sube al trono con la misma edad con la que lo había hecho ella, 28 años.  Alasha no llega a casarse ni a dejar descendencia.