Urma asciende al trono con 35 años y una gran preparación inspirada en su abuela, Ottym Vakko, que influye en ella de manera notoria hasta su muerte. Caracterizada por una frialdad que recrudece las campañas ánticas y trata de concederle a las legiones el impulso que les faltó con su madre. Así, de nuevo, las Áureas cobran un protagonismo notable en detrimento de las Aes, que llevan, en opinión de muchos, demasiado tiempo asentadas en terras ya conquistadas. 

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Poco dada a los castigos más habituales, Urma pone especial atención en la necesidad de vaciar las cárceles de traidores y recuperarlos para la causa, convencida de que lo que eso proyectará al mundo será una imagen que logrará dos cosas: mostrar que aquellos que se proclamaron contrarios a la Vakko estaban equivocados; se dieron cuenta y abrazaron los dogmas del Imperio. El otro punto incide en la bondad de Ántico, que abraza a los hijos descarriados y les concede una nueva oportunidad. 

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Las voces contrarias a esa práctica dentro del Consejo de Nix, no solo no son escuchadas, sino que Urma contrae matrimonio con Laam Emue, un antiguo soldado aes condenado por traición. Un redimido, según quiere mostrar la emperatriz. No son pocos los que piensan que no hay amor en esa unión, sino la voluntad de Urma de predicar con el ejemplo. Como fuere, lo cierto es que aquello no le sale mal y Laam pasa de renegar de Ántico a liderar cruentas campañas con su batallón, conocido como 'La Legión de los Traidores', que acaba reconquistando Kaulas, una de las terras que más problemas ha causado históricamente al Imperio. 

 

Algunas voces osadas dan otro sobrenombre al batallón del emperador: 'la legión embrujada', convencidos de que no es la voluntad propia la que los lleva a actuar. 

 

Urma deja el trono a los 51 años, convencida de a Ántico debe dejarle emperatrices jóvenes que prometan gobiernos largos. A su matrimonio con Emue, da a luz a tres hijos: Doroyan, Aslasha y Glaroth, que muere siendo solo un niño como consecuencia de una misteriosa enfermedad.  Ni a la muerte de este ni a la posterior de su hija Alasha, que apenas llega a gobernar durante 5 años, Urma vierte una sola lágrima. No instaura jornadas de luto ni ningún tipo de homenaje. Eso le vale el sobrenombre de la emperatriz de hielo.